jueves, 5 de noviembre de 2009

Una lengua puede desaparecer por dos cosas: "abuso" o "desuso"; en lo que respecta a nuestro español, al rico y hermoso español que hablamos en Venezuela o en latinoamérica, estos dos elementos están presentes y atentan contra nuestro código. Extranjerismos, neologismos, barbarismos, pleonasmos, queismo, dequeismo y cualquier otra alteración en la construcción o estructura del discurso, son los elementos comunes, no solo en el lenguaje hablado, sino también y principalmente en el escrito.

En este orden de ideas, debemos aceptar que existe una enfermiza y rara tendencia a creer que lo que viene de afuera, en lo que respecta al idioma, sobre todo si es anglosajón, suena mejor y/o vende más. Es tan común como deprimente ver avisos comerciales o rótulos como este: "Mini lunch pancho"; o "Big Food La Estrella" (me pregunto qué tendrá que ver una cosa con otra...).

Ciertamente, la dinámica de la lengua no admite un caráter estático y rígido, sin cambios. Pero cuando los cambios no son producto de la evolución misma de la lengua, sino por la invación de nuevas voces, por la invocación de extraños términos, por la acepción de vocablos que forzozamente los hemos "españolizado (como el tal perfonmance o el ya legendario "ok"), cuando los cambios son el resultado del abandono, la desidia, la tolerancia y el atentado que se le hace a nuestra lengua materna, entonces estamos hablando de involución, y en consecuencia, de degradación, deterioro y destrucción.

En el mismo contexto, las generaciones que nos precedieron también cometieron sus errores y fueron permisivos en lo referente a la invasión de voces extranjeras dentro del español. No obstante, su papel como garantes y agentes multiplicadores del carácter conservacionista de nuestra lengua tuvo sus efectos. Los atropellos a la lengua española, podría decirse, son más contemporáneos, y esto, apropósito del adelanto de la ciencia y la tecnología, que han permitido la globalización en el ámbito informativo y comunicacional.

No son ellas las culpables del deterioro del español venezolano, su papel ha consistido en hacernos ver cómo se habla el español en otras latitudes. Pero lo que ha propiciado en sus receptores ese desliz de enajenación y alienación es la ignoracia y desconocimiento mismo de su lengua propia y natal y la absurda -por no decir estúpida- concepción de que "lo de afuera suena más bonito"...

Ojalá que foros como este, así como otros movimientos que tienen un sentido crítico y reflexivo, nos permitan despertar y revisar "hacia donde vamos", para invitarnos a detenernos en el camino y volver, idiomáticamente hablando, a la senda antigua de nuestro amado español....

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